“En el Centro de Prevención y Asistencia de las Adicciones encontré mi segundo hogar”
María José Martínez trabaja en el CPAA. Años atrás, decidida a sacar de su vida las adicciones, comenzó a tratarse en ese ámbito y logró el alta, al tiempo que iniciaba su capacitación para ser operadora socioterapéutica. A fin de año se recibirá de psicóloga social, y a partir de esa profesión continuará su trabajo de contención a personas que sufren consumos problemáticos.
María José Martínez es un ejemplo de fuerza de voluntad, constancia y superación. Trabaja en el Centro de Prevención y Asistencia a las Adicciones (CPAA), en San Luis capital, y recibe a quienes llegan para pedir ayuda. Ella puede ver en sus rostros, en sus ojos, algo que quizá otras personas, en otros ámbitos, no perciben de inmediato: el profundo sufrimiento que carga quien es adicto. Y es que ella vivió en carne propia el consumo problemático. Tomó la decisión de tratarse en el CPAA, superó la adicción y, motivada a dar un paso más, decidió capacitarse y estudiar para acompañar a otros que la atraviesan. En breve se recibirá de psicóloga social. Así, con esa decisión, cambia su vida y ayuda a transformar las de los demás.
“Soy del Plan de Inclusión Social, hoy presto servicios en el CPPA y soy expaciente de acá. Me capacité para ser operadora socioterapéutica y aquí, en el CPAA, encontré mi segundo hogar. Me alojaron y pude también tener ese lazo estrecho con los pacientes”, explicó María José, quien concluyó hace tres años con el tratamiento. Hoy es una referente para los pacientes en el centro, una persona que los ayuda a familiarizarse con el ambiente, a sentirse más en casa.
María José se convirtió en paciente ante la necesidad de recuperarse, de querer vivir bien. Con orgullo contó que, cuando arrancó con el tratamiento, no faltaba nunca a los encuentros. “Una sabe que hay cosas que no van, que no nos hacen bien en la vida social, en la vida personal. No nos hacen nada bien. Entonces por esa necesidad se busca la ayuda. La pude encontrar en el CPAA, con todas las herramientas que me empezaron a dar. Es un cambio rotundo. Muchas actitudes que tenés que empezar a cambiar, y acá estamos”, dijo.
En el grupo de mujeres al que concurría “nos encontramos con varias chicas y nos acompañamos, y desde ese lugar dijimos ‘podemos contener’. No es nada fácil, nadie está preparado para comprender a una persona con adicciones, entenderlas. Por eso muchas veces a los familiares los invitamos a que vengan a los grupos de parientes para contarles cómo se acompaña a un paciente con adicciones”, refirió.
“Apenas me dieron el alta, ya estaba incorporándome a estudiar para ser operadora socioterapéutica. Me recibí y pude ir a hacer las prácticas al CPAA, que en ese momento estaba en el Hospital Escuela de Salud Mental. Cada vez que tenía un franco o vacaciones me iba al CPAA, para acompañar en los grupos de pacientes, de familia, ad honorem”, contó.
En la actualidad, está en la recepción, dialoga con personas que se acercan para saber cómo es el tratamiento y con sus familiares. “Después acompaño en los grupos de pacientes, de parientes. También acompaño en el grupo de Comenzar, hago las escuchas activas, donde los alojamos desde el abrazo, desde el ‘qué suerte que estás acá’, ‘qué alegría que nos da que estés acá’”, refirió.
Invitó a quienes están inmersos en el consumo problemático a acercarse, “porque es una parte de la vida que se están perdiendo”. “En el consumo no vamos a encontrar nada bueno. En el CPAA los esperamos con los brazos abiertos a quienes pasan distintas situaciones, distintas problemáticas. Hoy están incorporando la ludopatía, algo en lo que están haciendo énfasis. El centro de día acompaña mucha gente, es una muy buena herramienta para comenzar con el tratamiento”, refirió.